Gisela Derpic | «La Favorita»
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«La Favorita»

Ricardo Zilvety Derpic

La Favorita, película del director griego Yorgos Lanthimos y nominada al Óscar, se estrenó en Bolivia el día de ayer. Es la mejor película que está en los cines en este momento.

A principios del siglo XVIII, la reina Ana de Gran Bretaña (Olivia Colman) gobierna el país y tiene cerca a dos mujeres nobles, interpretadas por Emma Stone y Rachel Weizs, que buscan ganar su favor (de ahí el título de la película), y quienes lucharán por cumplir su objetivo. Basada en hechos reales, es deliciosa de ver, cuenta con tres actuaciones fantásticas, tiene una dirección muy buena y es una experiencia entretenida.

Es una película «de época», una historia de intrigas y luchas por el poder, contada en forma de comedia dramática con tres grandes actuaciones femeninas y una dirección que por momentos cuenta con bits pseudo-oníricos y surrealistas más típicos de una película de David Lynch (en particular el final) que de una película de este género. Es un estudio de personajes centrado en dos mujeres que usan su inteligencia y harán lo necesario para ganarse a una monarca con una mente inestable que por momentos es la personificación de la locura, todo mediante favores, cumplidos e incluso sexo.

La historia se desarrolla en los pasillos del palacio donde viven las protagonistas, el cual se sitúa en el campo y está rodeado de una gran vegetación. No hay vistas de Londres o de una gran ciudad y los personajes se encuentran mayormente aislados de las grandes urbes. La acción se enfoca más en la dinámica dentro del palacio y en algunas partes del bosque, y en las conversaciones que allí tienen lugar. Se menciona algo de los eventos que tienen lugar en otras partes del mundo, como la guerra que en ese tiempo se tenía con Francia, pero el disfrute que uno pueda extraer de esta película está en las luchas de poder que tienen lugar en los pasillos, donde las palabras son las armas que los (y, sobre todo en esta película, LAS) nobles deben blandir. Hasta las conversaciones más banales parecen clave a la hora de determinar el lugar que cada persona tendrá en la corte y las mujeres que protagonizan esta historia tienen que lucirse en este campo de batalla.

Es una película de mujeres. Hay personajes masculinos, pero éstos son secundarios y no juegan un rol tan importante como las mujeres. Las tres actrices hacen un gran trabajo en pintar a sus personajes como seres humanos dignos de empatía, más allá de sus acciones y del humor que se pueda extraer de sus personalidades y de lo que hacen (como dije, esta es una comedia). Emma Stone interpreta a una chica noble, Abigail Masham, que pasó a la servidumbre debido a un error de su padre, pero cuenta con un gran cerebro y con la disposición para poder llegar más alto, y está dispuesta a ello. El personaje de Rachel Weisz, Lady Sarah Churchill, es una mujer noble cercana a la reina que hace lo necesario para mantener su posición y beneficiarse de su relación con la reina Ana. Y Olivia Colman, la reina, personifica a una mujer con mucho poder que sin embargo es una persona solitaria con severos problemas mentales y con una personalidad inestable (inclusive infantil, por momentos), que la hace digna de una obra de Shakespeare y hace preguntarse cómo una gran potencia como Gran Bretaña pudo sobrevivir a un gobierno así (aunque en Bolivia estamos desde hace años gobernados por los Looney Tunes de los masistas, y seguimos con vida, así que de qué me asombro). Y sin embargo, algo destacable es que la película muestra una gran empatía por estas mujeres, les da escenas donde pueden mostrar que son seres humanos imperfectos y no caricaturas (en particular a Emma Stone, tal vez la chica más encantadora de Hollywood). Esta es una película que muestra un gran respeto por sus protagonistas, no les priva de su humanidad, y la dirección, el guión y el trabajo actoral permite que los personajes principales muestren algún matiz y esa es una razón por la que la amé. Las tres actrices merecen sus nominaciones al Óscar.

La estética de esta película es muy buena. Tiene un humor que no estorba en los momentos serios y un ritmo que es acelerado sólo cuando es necesario, lo que la hace entretenida sin ser tediosa o agotadora. La fotografía también es buena, capturando la belleza de la decoración (siempre es un deleite ver películas adaptadas en el pasado), registrando las reacciones de los actores en los momentos clave y sin caer en faltas como la excesiva contemplación, defecto de muchas películas «artísticas». Mi única objeción es con ciertas tomas con una cámara que hace ver de forma, a falta de un mejor término, «panorámica», que muestra una habitación o un escenario de forma completa mostrando cierta deformidad en los lados. La película parecía estar hecha con un estilo que buscaba trascender las limitaciones del realismo (algo bueno, en mi opinión), pero esta última decisión de dirección de fotografía no me convenció mucho, porque en ocasiones no aportaba nada que no se hubiera obtenido con una toma normal y era hecha de una forma como buscando llamar la atención de manera obvia.

Pero mi objeción anterior se desvaneció con dos escenas. Una donde los nobles ven a un tipo hacer un número cómico y, en especial, por el final. Estas escenas están dirigidas de una manera que es justamente del estilo que mencioné al principio, como las películas de David Lynch. Sin revelar mucho, el final muestra a dos de las mujeres en una escena donde una de ellas estaría aplicando a la otra un masaje en sus piernas. La escena contempla y estudia los rostros y las reacciones de las protagonistas, ilustrando lo buenas actrices que son, para luego pasar a una serie de imágenes en cámara lenta que no revelaré aquí. La escena pasa de ser dramática a erótica y luego se convierte en algo totalmente diferente, en algo que muestra el caos y la subjetividad en la mente y las experiencias de las protagonistas. Alguien que logre algo así merece reconocimiento, porque sabe cómo dirigir una película de forma sorprendente y hacer suyo un género superando los clichés del mismo, porque ese tipo de escenas no aparecen en una película de este tipo, y se nota que el director no quería conformarse con narrar una historia de una forma convencional que sólo satisfaga a la Academia lo suficiente para nominarlo al Óscar.

El resultado de todo el trabajo que se hizo aquí es una película entretenida, perturbadora en algunos momentos, extrañamente conmovedora y dulce en otros. Es la primera obra maestra del año y una digna competidora en los últimos Premios Óscar.

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