Gisela Derpic | Reiteraciones y conjeturas sobre la educación
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Reiteraciones y conjeturas sobre la educación

La profundización de la decadencia de la educación boliviana deja atisbar su relación causal con el fin del primer ciclo de aplicación plena de la reforma educativa de 1994 seguida por la de 2010, más parecidas de lo que algunos suponen o quieren. En efecto, la sistematización de la experiencia de 25 años de docencia universitaria sobre la base del estudio de pruebas de admisión, parciales y finales, trabajos independientes y de grado estudiantiles, evidencia que, en general, quienes culminan el bachillerato adolecen de cada vez más severas insuficiencias comunicacionales y lógicas para decodificar información verbal y escrita, y para procesarla aplicando el análisis y la síntesis, la inducción y la deducción, la clasificación, la comparación y la valoración, así como para relacionar conceptos, objetos y hechos. De ahí que la lectura y la asistencia a conferencias magistrales deriven en un escaso resultado formativo, y la elaboración de trabajos escritos muestre una marcada tendencia al plagio o al exceso de errores gramaticales y de ortografía si se trata de escritura propia estudiantil.

No es distinto el panorama del dominio de los conocimientos, evidenciándose que el contingente de bachilleres posee un vocabulario y una base de información muy limitados, y carece de una estructura cognitiva de anclaje formada con contenidos teóricos-conceptuales invariantes definidos en el currículo, identificados y actualizados periódicamente por personal idóneo, estructura indispensable para la integración de los conocimientos nuevos como parte del aprendizaje, lo que explica que en las pruebas de memoria de corto, mediano y largo plazo el resultado sea deficiente. Lo mismo sucede con respecto a las dificultades para la búsqueda, recolección, registro, análisis e interpretación de información. En disenso con quienes afirman que el dominio de la tecnología de la información define, por sí mismo, que las nuevas generaciones sean geniales, lo cierto es que tan sólo les sirve para las relaciones sociales y la recreación, yno tienen idea de cómo aplicarla a su proceso de aprendizaje ni se interesan en lograrlo. Finalmente, se constata una tendencia marcada al facilismo y al inmediatismo, acompañada de escasa perseverancia y poco sentido de responsabilidad.

Estos datos muestran la crisis del nivel primario y llevan a recordar la aseveración de un maestro cuyo nombre se perdió en las brumas del pasado: “La primaria tiene que orientarse a que a su conclusión los niños dominen la lecto escritura y el razonamiento lógico matemático fundamental. Si esto se logra, en el futuro estarán en condiciones de aprender cualquier conocimiento y de solucionar problemas cuantitativos de mayor complejidad”. También se constata el fracaso del nivel secundario que no habilita a las personas que lo concluyen para trabajar o proseguir su formación con éxito. En lo que atañe a las universidades, determina que los requisitos de admisión que aplican sean cada vez menos exigentes para no quedarse sin nuevos estudiantes, renunciando el proceso formativo de pregrado al logro de las competencias declaradas en los diseños curriculares, repercutiendo esto en que la actuación profesional de quienes se gradúan sea insatisfactoria y en la devaluación del postgrado que parece haberse convertido, simple y llanamente, en un buen negocio. En síntesis: ingreso y egreso universal, altos índices de eficiencia y rendimiento cuantitativos, bajo desarrollo investigativo y cultural, desempleo y subempleo, exilio de la pertinencia y la calidad, sin que se perciba preocupación alguna de las instituciones del estado para siquiera realizar diagnósticos que establezcan con certeza “donde estamos parados”.

¿Causas?¿Las deficiencias curriculares de la didáctica de la lectoescritura y de las matemáticas?¿La devaluación de la docencia?¿El énfasis exclusivamente cuantitativo en las políticas de inclusión social?¿Las incongruencias entre el paradigma epistemológico que sustenta en teoría el enfoque de formación basado en competencias en boga y la aplicación efectiva de éste?¿La falta de identificación de las condiciones básicas y suficientes –los fundamentos profundos de Toffler – de la calidad de la educación superior?

Viejo escenario, viejos desafíos. Muchas preguntas, algunas respuestas. “Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”. Esa fue la premisa que condujo a un equipo de docentes y estudiantes disconformes a moverse juntos llevando adelante una notable y exitosa experiencia de mejoramiento de la calidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma “Tomás Frías” de Potosí entre 2000 y 2007, una reforma institucional y académica, experiencia piloto del sistema de universidades públicas de Bolivia, acreditada con la más alta calificación en el país por el MERCOSUR en 2004.Con base en tal experiencia he desarrollado la firme convicción de que si se identifica y satisface un conjunto de condiciones necesarias  y suficientes – ninguna de ellas relacionada directamente con el incremento de recursos económicos – financieros o el enfrentamiento con los enfoques educativos ungidos como fórmulas mágicas desde los centros de poder, pues en tal caso habría que renunciar antes de comenzar – se puede frenar y revertir la prolongada crisis de la educación superior en el país, nivel acerca del que considero tengo habilitación plena para opinar, tomando en cuenta la ventaja que implica, pese a sus sombras, la autonomía de las universidades públicas en un caso, y la naturaleza privada de las demás, en el otro.

Con ese espíritu seguiré opinando y proponiendo, preguntando como Sócrates, conjeturando y refutando siguiendo a Popper, transitando el infinito camino de la búsqueda de la verdad, consciente de que ésta es inalcanzable como dice Liber.

(Artículo publicado en Página Siete el 16 de septiembre de 2018)

 

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