Gisela Derpic | POR QUÉ CUBA NOS IMPORTA
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POR QUÉ CUBA NOS IMPORTA

El 11 de julio se cumplió el 2º aniversario de las protestas de la ciudadanía cubana que salió a las calles para reclamar por la extrema opresión y miseria, resultado del modelo aplicado desde 1959. La respuesta de los detentadores del poder fue más y más represión, llegando el número de presos políticos en junio pasado a 1.057, como lo confirma la ONG Prisoners Defenders.

Ni qué decir de académicos y activistas que temen ser calificados de “derechistas”, porque en buenas cuentas todavía el muro ese está instalado en sus cerebros. Como dice el jurista e historiador cubano Armando Chaguaceda en su artículo El conservador revolucionario, publicado en La Razón de México, el 22/03/2021: “Buena parte del pensamiento y activismo de nuestra región sigue presa de esas taras y chantajes. Encarnan la hegemonía —simbólica, política, teórica, afectiva— de una generación castrista, dentro de la izquierda latinoamericana. Con sus manifiestos vocales contra el mismo “Imperialismo” cuyo pollo, arroz, café y jabones surten las alacenas de Cuba. Con esa ceguera que les impide ver, en la isla, problemas y reclamos análogos a los de sus países. Como si los cubanos fuesen, antropológicamente, seres extraños. Venidos de otra galaxia”.

A todos ellos les dedico las palabras de Pavel Giroud, premiado por su documental El caso Padilla: “Y por eso yo, a todos los que votaron por nuestra película les quiero agradecer en nombre de los cubanos hartos de la situación de que nuestro país sea un parque temático de una ideología o de una utopía y de que el dolor de los cubanos no tenga la misma fuerza que el de otras naciones que han padecido”.

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