26 Dic Persiguiendo sueños. A propósito del libro «Testimonio y legado. El MIR Histórico en la recuperación y construcción de la democracia contemporánea (1964-1984)

¿Qué motiva a unos jóvenes a diluirse en la militancia por las causas sociales, marcando la huella de su ausencia en los escenarios de las actividades corrientes de las personas de su edad? Pregunta compleja por el carácter único e irrepetible de cada ser humano; sin embargo, hay unos factores comunes que pueden proponerse como respuesta: la solidaridad y el coraje. En otras palabras, el sentimiento y la fuerza interior sembrados en los corazones de hombres y mujeres decididos a gastar su vida persiguiendo sueños juntos. Hasta que se rindieron a la evidencia de que esos sueños y las rutas a seguir para alcanzarlos no eran ya comunes, separándose entonces.

En su haber cuenta la indiscutible contribución a la recuperación y construcción de la democracia con la entrega de propuestas, tácticas y estrategias, líderes y movimientos, tiempo y esfuerzos, sacrificios y vidas.

Tres décadas después, en y por el contexto de debilitamiento sostenido de la democracia en el país, algunos de los protagonistas de esta gesta decidieron relatarla, reconstruir su memoria en colectivo para contener en el producto las distintas experiencias y visiones que la hicieron y deshicieron finalmente. Emprendieron tarea con la finalidad de aportar a la historia política del país por una necesidad de retrospección que solo tiene sentido si es capaz de motivar a las nuevas generaciones y motivarse ellos mismos, a continuar la persecución del sueño democrático, hoy y aquí, con el mismo espíritu juvenil que yace, sensible y vigoroso, en su interior.

Entregado el producto final al público, decidí escribir estas líneas para compartir los sentimientos que me ha provocado releerlo, expresados en el mensaje que envié a los compañeros Alfonso Camacho, Freddy Camacho y Hans Moeller, directores de la tarea, al concluir la lectura y comentario de los borradores que me encomendaron, transcribiéndolo a continuación.

 “Quiero ratificar por escrito a todos ustedes las impresiones que compartí telefónicamente con Alfonso con respecto al libro. Agradezco mucho tener a mi disposición su contenido, el que he leído con enorme interés; tanto que lo hice «sin cortar leche», primero «a vuelo de pájaro» y ahora nuevamente, con más detenimiento. La lectura despertó más que interés; hurgó hondo en la esfera propiamente afectiva de mi personalidad. He sido apasionadamente atrapada por los relatos, quien sabe si porque desde el inicio mismo de este monumental recuento he reencontrado mi propia historia, a partir de Jorge, mi padre; de manera que he vuelto a vivir todo lo vivido, y esto hace que ahora me conozca y me reconozca más, sepa mejor quien soy. 

“También he reencontrado a la multitud de cumpas con quienes crecí y me formé: ahora conozco y reconozco más a todos los seres humanos que hemos coparticipado de esta aventura existencial que revela con creces que, de todos modos, algunos muy extraños, casi surrealistas, hemos sido afortunados por lo que hicimos, por lo que tuvimos la posibilidad de hacer. Así que la lectura de estas páginas ha reforzado mi autoestima y eso, claro, me llena de alegría. 

“Al mismo tiempo, el libro me ha ayudado a mirar desde distintas perspectivas nuestro caminar común, porque se percibe con claridad que el esfuerzo para escribirlo ha sido plural en el sentido de haberse sustentado en la visión construida desde las distintas experiencias y percepciones de quienes han participado en la tarea. Esto enriquece mi comprensión de la realidad del país como proceso y como resultado, ayer, hoy y mañana, del intrincado mundo del quehacer político boliviano, de la ética militante y de la fe en la trascendencia humana; mi comprensión de la gesta de la que fuimos parte, de sus fuentes de inspiración, de su inicio y su desarrollo; de los fundamentos esenciales que explican ciertas diferencias de enfoque y actuación de sus protagonistas, de los factores que intervinieron en su final.

 “Me he conmovido hasta las lágrimas rememorando a los que fueron arrancados «como flores en la niebla», a los que perdieron las ilusiones, a los que nos las quitaron así fuera sólo por un tiempo, a los que se quedaron solos, a los que nos dejaron solos. Me ha hecho considerar los altos costos que pagamos en la esfera familiar de nuestra vida a cambio de la entrega a la lucha por los sueños; costos que en algunos casos seguimos pagando. Pero sobre todo me ha conmovido por la retoma de conciencia de que nuestra historia bien merece la pena ser contada.”

26 de diciembre de 2018