30 Ene LAS LECCIONES DEL CABILDO NACIONAL
Destacable el cabildo nacional de este 25/01/2023, convocado por instituciones cívicas y organizaciones de la sociedad civil, cuya legitimidad queda fuera de duda por eal éxito alcanzado, apreciado por diferentes voceros de la causa democrática que proveen notas para un balance objetivo, condición indispensable de avances a futuro. Algunas de esas notas son:
1.Se patentiza el fortalecimiento de las convicciones democráticas ciudadanas, en dimensión individual y social, por la constatación empírica de la ejecución de una estrategia de resistencia y lucha inspirada en causas superiores a intereses sectoriales y economicistas, relacionadas directamente con los valores fundantes de la convivencia humana: la defensa de la libertad, los derechos humanos y el Estado de Derecho, y el rechazo a leyes autoritarias e injustas. Hay igual misma evidencia sobre los medios aplicados en esa estrategia: marchas, asambleas, vigilias, plantones, cabildos y otras iniciativas amparadas en la legalidad; acciones todas no violentas, sujetas al marco jurídico de ejercicio de los derechos civiles y políticos reconocidos que deberían ser protegidos y restituidos en su caso por el Estado mediante su aparato de gobierno, lo cual implica la contención de agresiones de cualquier tipo. A estas alturas, el estilo y contenido del movimiento ciudadano boliviano por sí mismos lo distinguen de toda acción tributaria de la estrategia de dominación dictatorial auspiciada, sostenida y defendida por el régimen, cuya nota es la violencia en todas sus formas.
2.Este grado de madurez ha crecido en especial durante 2011, alrededor de la movilización indígena por el TIPNIS, con la victoria del rechazo a la perpetuación en el poder del binomio azul en 2016 y en 2019, a lo largo de la rebelión ciudadana contra el fraude, en defensa del voto popular y la democracia. En los tres casos, nos negamos a someternos a la tiranía y estrechamos los lazos de solidaridad entre nosotros en la lucha compartida, rehaciendo punto por punto el tejido social desgarrado por el discurso de odio fundado en la impostura, por el fomento de la división y la confrontación para dominar, por la liquidación o cooptación de las organizaciones e instituciones vía la intervención directa, la manipulación, la prebenda, la amenaza y la represión, usurpando la representación auténtica. De allí la pertinencia de nuestro nombre “pititas”, que unimos y atamos, que no nos cansamos ni nos rendimos aun cuando la concentración de poderes canceló el amparo de la justicia en nuestro favor. Aplicando los aportes siempre valiosos de Fernando Mires en su artículo “El pueblo político” publicado en su blog Polis en 22/11/2021, “nos hicimos pueblo” en el sentido político de la expresión que gritamos a pulmón lleno: “¡Si éste no es el pueblo, el pueblo dónde está!”.
3.Hemos hecho en parte las tareas encomendadas por la rebelión ciudadana de 2019, hito histórico que derivó en una frustración, dirigidas a superar la falta de conducción política del movimiento ciudadano (dispersión y a veces contradicción de objetivos, multiplicidad de intereses y ausencia de visión estratégica), por un lado, y la ruptura entre la sociedad civil y los agentes formales de la política (agrupaciones, partidos y alianzas), por otro. Desde la sociedad se ha construido un nivel de conducción política del movimiento ciudadano que nos aglutina. Comités cívicos y plataformas en la primera línea, con niveles visibles de coordinación sin pérdida de identidades regionales específicas, expresando el buen sentido ciudadano que identifica en la unidad a toda costa, la reforma judicial y el rechazo al curriculum escolar las consignas para avanzar, sumadas al control del censo y limpieza del padrón electoral, lo que requiere acercar a la sociedad civil y a los actores políticos con la convicción de que éstos últimos son inherentes a la política en democracia, y que la idea de borrarlos del escenario ha sido y es uno de los alimentos más potentes de la tiranía para aplastarnos. En tal dirección, debemos esforzarnos para devolver a los dirigentes de las organizaciones políticas el pleno ejercicio de su participación ciudadana en la lucha de recuperación de la democracia.
4.Los cabildos se van institucionalizando hasta donde pueden. Pese a sus debilidades, son una fuente de legitimación de las decisiones porque su convocatoria es amplia y la participación, libre, lo que explica su realización conjunta en todas partes, algo que no está al alcance de quienes coaccionan y/o pagan a grupos subalternos a su servicio para agredirnos. El fortalecimiento del nivel de su conducción con inclusión de los actores políticos cualificará los cabildos y, en general, todas las acciones estratégicas hacia la consecución de nuestros caros objetivos.
Nosotros estamos haciendo nuestra parte. A los dirigentes de las organizaciones políticas les conminamos a hacer la suya: concretar la unidad, sin excusas.
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