Gisela Derpic | EL MAS NOS CONDUCE A LA MISERIA
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EL MAS NOS CONDUCE A LA MISERIA

El 22 de abril pasado, en entrevista con Nicolás Sanabria disponible en YouTube, Félix Santos, dirigente campesino que participó en la fundación del MAS habiéndose luego alejado de esta organización, compartió datos del Encuentro para una Alternativa Social Mundial realizado en Caracas en 18, 19 y 20 de abril, a convocatoria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), vinculada con el Foro de San Pablo y, por tanto, con el llamado socialismo del siglo XXI,  y que, a la vez que forma parte del bloque antioccidental encabezado por Rusia, China, Irán y Corea del Norte.

Santos (cuya presencia en ese encuentro sugiere renovó sus vínculos con el MAS), refiere que el dictador Maduro repitió el viejo discurso de la izquierda sobre el imperialismo, el capitalismo y el neoliberalismo. Dijo también que proyectaron para los asistentes videos de discursos de Castro y Chávez, como directrices para continuar la acción de los regímenes alineados con este bloque, habiendo Maduro señalado que “mirá, eso nos han recomendado, todo y la liberación es los países que este momento están ya en el camino ya consolidado, Cuba y Venezuela están en eso, Nicaragua (…)”, repitiendo varias veces “apúrense, mañana puede ser tarde”.

¿De qué se trata? Conviene ver detenida y profundamente para encontrar las claves necesarias y comprender. El camino de liberación de los países, según el dictador venezolano, es el de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En otras palabras: la opresión y la miseria como efecto del modelo fascista aplicado en estos países, que concentra el poder descargándolo sin medida contra la dignidad y los derechos individuales de las personas, aniquilándolos, como se demuestra por los números de presos y exiliados políticos que provoca, en favor de los intereses de una cúpula angurrienta, descalificada y amoral que utiliza la propaganda y el terror a gran escala para perpetuar su maquinaria de dominación.

En esa dirección, el despojo patrimonial de las personas, la pérdida de sus propiedades, es la condición de su sometimiento por el poder, el cual se profundiza con la reducción de sus ingresos y la anulación de su iniciativa dentro de un proyecto que no quiere ni puede producir riqueza,  que parasita de la riqueza de los otros, como se evidencia en el ejemplo cubano de parasitación del patrimonio de su propia población despojada incluso de sus medios de trabajo artesanal, de la millonaria subvención de la ex URSS y los demás países del bloque socialista real hasta comienzos de los años ‘90, de la de Venezuela desde 1992 hasta 2014, de las remesas de sus ciudadanos obligados a emigrar al capitalismo para sobrevivir y mantener a sus familiares en la isla, y de la esclavitud de sus profesionales bajo un sistema de trata de personas y trabajos forzados. Mientras la población se hunde en la más honda decadencia producto de este proyecto fallido, los dueños del poder y sus allegados se benefician prebendaria y corruptamente, incorporando además a su estructura al crimen organizado transnacional.

Las opciones de las personas: durar -ni siquiera sobrevivir- sin hacer chus ni mus, arrodilladas esperando la limosna del verdugo que al mismo tiempo las golpea; rebelarse, con alta probabilidad de sufrir la represión brutal del poder, o huir. Como los más de 3 millones de cubanos (que si no fuera Cuba una isla serían muchos más), los más de 7 de venezolanos y los más de 300 mil nicaragüenses.

¿Qué de Bolivia entonces? Ese proyecto, poco a poco, ya está en marcha desde 2006. Entre las señales están, desde luego, el latrocinio y el despilfarro que nos ha dejado en la calle; los incrementos salariales desmedidos, los dobles aguinaldos y la persecución tributaria al sector formal de la economía para liquidarlo; las cargas burocráticas sobre los emprendedores para impedir que surjan; los avasallamientos y despojos impunes de propiedades para depauperar a los propietarios; la entrega del territorio de la patria al bloque antioccidental para enajenar las riquezas y depredar la naturaleza. Lo último: el DS 5143 de 10 de abril de 2024 que, bajo el pretexto de reglamentar la Ley de Inscripción de Derechos Reales de 15 de noviembre de 1887, la modifica inconstitucionalmente, abriendo la puerta a la expropiación arbitraria de inmuebles.

Arce ha sido diligente en avanzar hacia el desastre. No en vano dijo durante la campaña electoral de 2020: “El pasar al socialismo con una sociedad totalmente diferenciada es más complicado que llevar de una sociedad más igual al socialismo. Porque qué va ocurrir (…) cuando ya construyamos, Cuba hizo eso, ¿verdad?, Fidel agarró, construyó el socialismo, empezó a mostrar las bondades la salud, la educación, en fin (…) y lo mismo va ocurrir acá (…)”.

La cuestión es si nos vamos a dejar. Quien sabe la mejor señal de la debilidad de nuestros enemigos es que están apelando a los muertos para convencer de que están en el camino correcto cuando ya son del MAS allá.

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