24 Sep CUMPLEAÑOS
El carnet y el pasaporte, testimonios de la presencia del poder en su vida, declaran que GERMINAL LIBER FORTI CARRIZO nació el 19 de agosto de 1919 en Tucumán, Argentina. La verdad es otra. Fue un 20 de agosto de ese año, y no en Tucumán sino en Córdoba. La “engañifa” la hizo Liber años después, a manera de burla de un libertario a ese poder que condenaba.
“Germinal”, nombre anarco añadido por decisión soberana de un compañero de su padre al registrarlo dada la amenaza de expulsión de la escuela en caso de no presentar certificado de nacimiento cuando tenía ya más de 8 años. Después lo expulsarían de todos modos bajo un pretexto patriotero porque era considerado un elemento peligroso por las autoridades del colegio, de filiación fascista.
Para entonces Liber ya acumulaba experiencia con los grupos de teatro independiente en Tucumán con los cuales se involucró teniendo apenas 13 años. Fue una escuela intensiva cuyo producto se manifestó en el despertar de las fibras íntimas de su sensibilidad, aquel rasgo identitario de su personalidad, fuente de su inagotable solidaridad. Sí, sus maestros fueron esos hombres y mujeres del trabajo manual y la poesía, de la dirección, la interpretación actoral, la escenografía, la luminotecnia, el maquillaje y el vestuario, con quienes aprendió a inhalar y exhalar, a hablar y articular, a caminar “punta-talón”, a quedarse “en tres cuartos” y a moverse “triangulando” … Lo más importante: aprendió a respirar con el corazón, comprendiendo que “siento; luego existo”, y de allí, a la indignación permanente ante el abuso y la injusticia.
Curioso incansable, lector apasionado, descubrió la magia de las proporciones armónicas, los fractales, la filosofía, la historia, la literatura… sin tamices prejuiciosos o estereotipados, sin dejarse marear ni embaucar, ejerciendo su derecho al pensamiento autónomo con todas sus consecuencias. También su derecho a decir y hacer según sus sentimientos, convicciones e ideas.
Cruzó los Pirineos rumbo a Barcelona más de diez veces para instalar la primera imprenta clandestina en plena dictadura franquista. Fundó y animó desde 1946 una de las experiencias culturales más importantes de Bolivia y Sudamérica en la primera mitad del siglo XX, el Conjunto Teatral “Nuevos Horizontes” en Tupiza, convirtiendo a esa pequeña población sureña en cuna del teatro moderno boliviano, centro dinámico de irradiación de cultura desde una perspectiva humanista plena en la cual las personas encuentran respeto, aprecio, ayuda y posibilidad de realización en igualdad de condiciones.
Llegó a los centros mineros con 9 giras teatrales cuyo rédito económico costeaba zapatos para los niños tupiceños más pobres. Extendió la tarea a la publicación de 26 revistitas Teatro, de 50 boletines de contenido informativo y formativo precioso sostenido por una red fraterna de circulación de noticias de tal magnitud y eficiencia que, como dijo alguien, era un internet de ese tiempo.
Hizo los cursos para animadores teatrales en todo el país, semillero de fecunda cosecha hasta ahora mismo, y se entregó a la producción de una síntesis portentosa sobre el juego y el teatro, regalada en CDs a cuanta persona llegaba hasta su vivienda; una enciclopedia de más cinco mil páginas, mágico encuentro de los teóricos de todos los tiempos conversando entre ellos merced al “liberesco” genio creador de este “luchador amoroso por la justicia” en palabras de León Felipe, el gran poeta, al dedicarle su libro “Ganarás la luz” en 1947.
En 1963 Liber fue nombrado asesor cultural de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y comenzó una epopeya cultural del movimiento obrero minero, inédita sucesión de festivales, conferencias, filmaciones y promoción de oportunidades de arte y desarrollo de pensamiento. “Los obreros debatiendo acerca de la educación y la cultura, no de salarios ni otros beneficios materiales”, repetía asombrado él mismo, sin sentirse protagonista de esa obra a la que entregó su trabajo gratuito hasta 1985, año en que las organizaciones sindicales entraron en crisis final derivada en el siglo XXI en su completa perversión en caricaturescos instrumentos al servicio del poder autoritario que nos agobia todavía.
Liber presenta su estrategia: “El teatro (por extensión, el arte) tendría que ser una creación colectiva basada en la solidaridad en búsqueda de la libertad y la justicia, para contribuir a la construcción de una red de ternura entre los seres humanos”, una red social. Palabra y práctica clave, ternura, con la que abrazó a los otros, incluso a los que nunca conoció en persona, esas víctimas del poder en todo tiempo y lugar. Como otro cumpleañero al que abrazo desde aquí en recordación de los 103 años del nacimiento de Liber: Maykel Pérez Castillo, el “Osorbo”, rapero cubano hoy prisionero en las mazmorras de la dictadura militar de la isla, premiado con dos Grammy por Patria y Vida, himno de libertad que estoy segura llegará. A Cuba y a Bolivia también.
No Comments