Gisela Derpic | CINCO DEDOS DE FURIA
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CINCO DEDOS DE FURIA

Menudean denuestos contra nosotros, los homo sapiens, los peores depredadores. Gaia, Pachamama, naturaleza o lo que se llame, se beneficiaría tanto con nuestra desaparición, dado que el orden universal perfecto sería repuesto. No en vano hay quienes afirman la impostura de nuestra superioridad zoológica por ser racionales; al contrario, en consonancia con el desprecio postmoderno a la razón, es motivo suficiente para ser borrados de la faz de la tierra. Pero en el discurso hegemónico, políticamente correcto, hay mejores y peores homo sapiens: las mujeres no somos iguales a los hombres, pues el machismo patriarcal o patriarcado machista, efecto del capitalismo desde tiempos de las cavernas (Marx ni se enteró de eso) determina que nosotras seamos buenas, digamos siempre la verdad y seamos víctimas, y ellos malos, mentirosos y agresores. De allí la necesidad de clamar al poder por protección para nosotras y represión para ellos, para disciplinarlos hasta matar a su masculinidad tóxica y convertirlos a todos en Bud Bunny seguramente, castigándolos para escarmiento y ejemplo.

A esa concepción se debe la elaboración, aprobación y aplicación de leyes liquidadoras de la igualdad jurídica entre unas y otros, y de los infames derechos y mal habidas garantías en favor de éstos. Adiós a la presunción de inocencia, bienvenidas la detención preventiva como regla, la ampliación de plazos para la prescripción de la pena, la imprescriptibilidad de ciertos delitos para que el juzgamiento con perspectiva de género (que atribuye a la denuncia calidad de plena prueba, con un ministerio público que sostiene la acusación exclusivamente en ella incumpliendo su deber de recoger otras evidencias, en el cual el juzgador está habilitado para aplicar la sana crítica en contra de la dogmática penal)  penda amenazante cual espada de Damocles sobre la cabeza de los más detestables homo sapiens hasta que mueran. Hurra por los obstáculos a la libertad condicional, a la detención domiciliaria, a la atención en centros de salud y a la conciliación. Todo con el auspicio de personeros de organizaciones internacionales, con apoyo propagandístico a lo políticamente correcto, con incentivos de financiamiento, viajes y estudios, hasta premios en concursos de sentencias con perspectiva de género que han mutado un sistema que fue creado para impartir justicia dirigiéndolo hacia el objetivo de acabar con el machismo y sus recipientes; añadido esto en Bolivia a la podredumbre de un aparato judicial descalificado convertido en el instrumento subalterno del poder al servicio de sus intereses.

En esa perspectiva hay una nueva iniciativa presentada por una senadora. Toma una sentencia de uno de los organismos internacionales y la proyecta como ley para modificar el tipo penal violación, en los siguientes términos que recomiendo leer y releer:

“Artículo 308. (VIOLACIÓN). Se sanciona con privación de libertad de quince (15) a veinte (20) años a quien realice, con persona de uno u otro sexo, actos sexuales no consentidos que importen acceso carnal, mediante la penetración del miembro viril, o de cualquier otra parte del cuerpo, o de un objeto cualquiera, por vía vaginal, anal u oral, con fines libidinosos. El consentimiento para los actos sexuales debe ser libre y expreso. Aun cuando exista un consentimiento aparente, el mismo se entenderá como no dado en los siguientes casos: a) Cuando exista fuerza, amenaza de fuerza, coacción o aprovechamiento de un entorno coercitivo que hubieran disminuido la capacidad de la víctima para dar un consentimiento voluntario y libre; b) Cuando la víctima esté imposibilitada de dar un consentimiento libre; c) Cuando exista una relación de poder que obligue a la víctima al acto por temor a las consecuencias del mismo, aprovechando un entorno de coacción.”

No queda duda: si alguien que se reputa no miente acusa a quien se reputa violento por naturaleza, no se me ocurre cómo éste podrá demostrar su inocencia en un proceso con perspectiva de género, así se trate de una relación sexual entre esposos, realizada bajo documento de consentimiento labrado con intervención notarial, pues siempre podrá aducirse que fue suscrito concurriendo a), b) y/o c) casos.

El punitivismo populista inspirador de leyes como esta, no es efectivo pues no reduce la violencia; al contrario, ésta viene en ascenso, lo cual pone en duda la validez del diagnóstico feminista radical que se supone lo fundamenta, lo cual tendría que ser subsanado. Entretanto, es recomendable que los hombres de bien, conscientes del riesgo en que se encuentran tan sólo por ser tales, consideren seriamente la opción de dejar su placer a cargo de sus cinco dedos en ejercicio de su instinto de conservación y resguardo de su libertad, aislándose socialmente. Y eso sí sería un aporte a la rebaja de la carga humana en el planeta. Con suerte, a la extinción de los homo sapiens para fiesta de los otros animales. Fin de la historia.

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